Si en el último post os hablé del primer elemento de la Inteligencia Emocional, el Auto-Conocimiento, hoy os voy a hablar del segundo de ellos: EL AUTO-CONTROL
¿Qué es el Auto-Control?
Podríamos definirlo de la siguiente manera:
“Habilidad que nos permite gestionar de forma adecuada nuestras emociones y no permite que sean éstas las que nos controlen a nosotros.”
Es decir, de lo que se trata es de RESPONSABILIZARNOS de nuestros propios actos, pensando antes de actuar, evitando hacer juicios prematuros y dirigir nuestras emociones para que jueguen a nuestro favor.
En definitiva de lo que se trata es que todas las emociones, tanto las “negativas” como “las positivas”, se experimenten y se expresen de forma adecuada.
Fijaros de que forma tan brillante y elocuente definió Aristóteles al ENFADO:
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo“
Vamos, ¡auto-control en estado puro!
¿Qué claves podemos aplicar en nuestro día a día para entrenar nuestro Auto-Control?
- Poner palabras a nuestras emociones: de esa forma seremos capaces de gobernarlas y controlarlas, para eso nos puede ayudar, como ya comentamos en el anterior post sobre el auto-conocimiento, llevar un diario de emociones.
- Retrasar nuestra respuesta ante una emoción fuerte: está demostrado científicamente que el tiempo que tarda la parte racional de nuestro cerebro (corteza pre-frontal) en controlar a la parte emocional (amígdala) es de SEIS SEGUNDOS. Ya nos lo decían nuestras abuelas que eran muy sabias: “¡HIJO MÍO, CUENTA HASTA 10!”
- Cuando notemos tensión, hacer cosas que nos desvíen la atención y nos relajen: hacer ejercicio, levantarnos de la silla y dar un paseo o respirar profundamente durante un minuto.
- Respetar siempre a nuestro interlocutor: lo sé, a veces haríamos como el personaje de esta divertida viñeta, aunque pasados unos minutos, seguro que nos arrepentiríamos y nos acordaríamos de la definición de Aristóteles sobre el enfado:
- Si algo nos ha salido mal, intentar no culpar a los demás: es decir, asumir nuestra responsabilidad y reflexionar sobre aquello en lo que hemos podido fallar nosotros para de ahí sacar un aprendizaje para sucesivas ocasiones.
- Evitar manifestar enfados a quién no corresponde: cuando actuamos de esa manera perdemos prestigio y afecta a la imagen que los demás tienen de nosotros.
Resumiendo, la secuencia ideal que deberíamos seguir cuando notemos que algo nos está haciendo perder el control sería la siguiente:
PARAR ——— RESPIRAR ———- PERCIBIR ———– REFLEXIONAR ———— RESPONDER
Por último os invito a que hagáis el siguiente ejercicio de auto-reflexión que también os ayudará a aumentar vuestro auto-control:
- Pensar en un momento en el que “explotarais emocionalmente” y perdisteis el control.
- Describir brevemente la situación, analizarla, y contestar a las siguientes preguntas:
-
- ¿Qué lo provocó?
- ¿Qué emociones aparecieron?
- ¿Qué reacciones físicas experimentaste?
- ¿Cómo te sentiste? ¿Por qué te sentiste así?
- ¿Qué paso después, contigo y con los demás?
- ¿Qué hubieras hecho diferente y para qué?
Termino este post compartiendo con todos vosotros un video de una escena de la película “Algunos hombres buenos”, donde se ve claramente lo que significa perder el control.
Alberto de Haro. Executive & Life Coach
Acompaño a empresarios, autónomos, directivos, mandos intermedios y cualquier persona que lo desee, en su camino a alcanzar sus objetivos, metas y sueños personales y profesionales, ayudándoles a mostrar su mejor versión y a descubrir las respuestas que se hallan dentro de ellos mismos.
Autocontrol, pilar fundamental en tu vida. Gracias Alberto por el post!!!
Así es Gregorio, que haríamos sin el auto-control en nuestras vidas! Gracias a ti por leerme